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A 35 años de Malvinas
2017-04-02

La película Soldado argentino sólo conocido por Dios (que se estrena el 6 de abril) rescata del pasado las crudas vivencias de los combatientes...



La película Soldado argentino sólo conocido por Dios (que se estrena el 6 de abril) rescata del pasado las crudas vivencias de los combatientes en el Atlántico Sur, entre ellas las del general Roberto Reyes, interpretado por Fabio Di Tomaso. GENTE los reunió y ambos coinciden: “Malvinas hoy es una causa que une a todos los argentinos”.

 

Lo primero que me viene a la mente cuando pienso en Malvinas son mis soldados”, afirma el general de brigada Roberto Reyes (60), retirado del servicio activo en 2015 y hoy presidente de la Comisión Antártica. En 1982, con 25 años y egresado del Colegio Militar, fue convocado para la Guerra de Malvinas con el grado de subteniente de Infantería de la Tercera Sección, denominada “Gato”, y parte de la Compañía C. “El 26 de marzo recibimos la noticia de que íbamos a viajar a las islas para recuperarlas –relata Reyes–. Nos pidieron absoluta reserva, para no alertar a nadie. Fuimos hacia Comodoro Rivadavia, luego a Puerto Belgrano y nos embarcamos en una nave anfibia para alcanzar las islas. La idea era desembarcar el 1° de abril, pero por una serie de imprevistos se concretó un día más tarde, a las 6 de la mañana. Hubo entonces un cambio de planes: en vez de que mi sección tomara la casa del gobernador, pasamos a ser cabeza de vanguardia de la fuerza de desembarco. La guerra recién comenzaba”.

La experiencia personal del general Reyes en Malvinas inspiró al personaje subteniente Quiroga, historia inserta en la película Soldado argentino sólo conocido por Dios, largometraje que se estrenará el 6 de abril y que, a partir del relato de hechos verídicos, rinde homenaje a los combatientes, a la vez que aborda las consecuencias de la guerra y posguerra en nuestra sociedad. Reyes y su grupo participaron del desembarco del 2 de abril, combatieron en Puerto Argentino y Darwin y enfrentaron el desembarco inglés del 21 de mayo.

Hace casi tres años, justamente un 2 de abril, Rodrigo Fernández Engler, director de la película protagonizada por Mariano Bertolini, Sergio Surraco, Florencia Torrente –en su debut cinematográfico–, Fabio Di Tomaso y Hugo Arana, contactó al militar para hacerle algunas consultas sobre el guión que estaba escribiendo. Allí surgió la idea de incorporar su historia a través del personaje que interpreta Di Tomaso.

–General, ¿los ingleses no esperaban el desembarco argentino?

–Cuando llegamos a Playa Roja, en la isla Soledad, nos dirigimos al aeropuerto y vimos que estaba lleno de maquinaria. Eso era para que no se pudiera concretar un arribo aéreo, así que evidentemente algo esperaban.

–¿A usted cómo le impactó la noticia de que iban a invadir las islas?

–Tenía 25 años y la pucha... me emocioné cuando mi superior me dijo que íbamos a desembarcar para recuperar las Malvinas. Los militares nos preparamos para la guerra.

–Distinto fue el caso de los soldados.

–Muy distinto. El impacto de la guerra es durísimo. Todos aquellos soldados fueron incorporados obligatoriamente y recibieron una instrucción que no los llegó a formar. Pensaban como civiles, porque eso eran.

–¿Y cómo reaccionaron?

–Como profesionales. Tuve 36 soldados a cargo y se desenvolvieron, en general, sin indisciplina y con suma valentía. Los llamados “chicos de la guerra” se portaron como verdaderos hombres.

–Usted y sus subordinados enfrentaron el desembarco de la marina inglesa. ¿Cómo lo recuerda?

–Arribaron la noche del 21 de mayo. Cuando comenzó el fuego naval, nosotros atacábamos con morteros desde tierra. Los forzamos a desembarcar y eso les provocó las primeras bajas, porque sus navíos pegaban contra los acantilados y muchos de ellos caían al agua, muriendo ahogados. Luego largaron los helicópteros. Nos comenzaron a flanquear y debimos replegarnos urgentemente.

–¿Cuál fue la decisión más difícil que le tocó tomar a cargo de su grupo?

–En la penosa marcha que tuvimos que hacer a pie, desde las inmediaciones de San Carlos hasta Puerto Argentino, las condiciones climáticas, el hambre y las características del suelo (caminar sobre la turba es como hacerlo sobre una esponja húmeda) nos causaronun enorme desgaste. Tuve que dejar soldados en el camino para que se entregasen, porque ya no podían seguir la marcha. No eran abandonados, pero iban a caer en manos enemigas.

–¿Se arrepiente de haberlo hecho?

–Todavía me pregunto si hice bien... Pero de haber seguido, ellos hubieran muerto. Creo que no me equivoqué, porque ahora están vivos, a pesar de que padecieron deformaciones y amputaciones en el cuerpo.

LA FICCION. Fabio Di Tomaso (39), quien personifica al general Reyes, sigue atentamente cada palabra vertida por el ex combatiente en el living de su casa del barrio porteño de Saavedra. El primer y único encuentro previo entre ambos había sido hace dos años, previo al rodaje, para comenzar a interiorizarse sobre el personaje. Di Tomaso, además, debió instalarse en Córdoba para recibir instrucción militar y de combate de parte de un comando de fuerzas especiales. “Para mí, la palabra ‘Malvinas’ fue mutando a través del tiempo. Yo era muy chico en el momento de la guerra. Recuerdo que a la vuelta de mi casa había un muchacho que había retornado de las islas al que le decíamos ‘el loquito de Malvinas’. Eso da una dimensión de cómo se vivió la guerra: algo no asumido, velado. Por suerte, hoy es una causa que nos une a todos”, afirma el actor.

–¿Cambió la perspectiva?

Di Tomaso: Sí, y esta película me la cambió a mí. Tenía muchos prejuicios respecto a los militares a partir de lo que significó la dictadura, pero durante la convivencia de adiestramiento, sumada a este tipo de charlas, comprobé que existe una apertura. Pudimos debatir y repensar cosas, más allá de la ideología de cada uno.

–¿Les gustaría viajar a las islas?

Di TomasoT: Sí. Son un pedazo de nuestra patria. Siempre lo han sido, a pesar de la ocupación actual. Es incuestionable el reclamo. Reyes: Coincido. Queremos volver a las islas, pero sin tener que pedir permiso. Allí luchamos por nuestra soberanía, lo dejamos todo... El tiempo nos va a dar la razón. Mediante el diálogo diplomático, despacito, volveremos. Nos lo merecemos.



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